La disfemia es un trastorno de la fluidez del habla que suele aparecer entre los 2 y 7 años de edad. Se desconocen las causas, aunque se estima que es de origen genético.
Aunque la disfemia no implica dificultades severas, origina mucha ansiedad, tanto en el niño como en sus padres y maestros, agravando más las dificultades del habla del niño.
A continuación, incluyo algunas orientaciones dirigidas a padres o maestros de niños con disfemia para ayudarles a superar sus dificultades.
ORIENTACIONES GENERALES
No dejes que tu hijo/alumno te vea preocupado por su forma de hablar.
Procura no ponerte nervioso y mantén la calma cuando tu hijo/alumno se bloquea.
Espera a que termine de hablar y no termines las palabras o frases por él.
Háblale despacio, con pausas entre las frases, sin apresurarse y respirando con calma. Sé un modelo a imitar para él en su forma de hablar.
Usa un vocabulario sencillo y frases poco complicadas.
Procura alargar las primeras sílabas de las palabras al hablarle.
Mírale a los ojos al hablar con él y cuando él te habla a tí.
Demuestra con tu actitud que disfrutas hablando con él.
No realices demasiadas preguntas directas. En su lugar, haz comentarios.
Intenta que tus preguntas no impliquen respuestas largas.
No le des recomendaciones como: habla despacio, respira, toma aire, ve despacio, etc.
Comete, en ocasiones, algún error leve de fluidez al hablar. Házlo de forma natural, sin tensiones, y corrígelo de igual manera mientras hablas. De esta forma, tu hijo/alumno puede ver que los adultos también, en ocasiones, no encuentran las palabras y no supone un problema.
No le pongas en situaciones que le presionen ni le metas prisa.
Recuerda que tu hijo/alumno tarda más en iniciar las palabras, y por tanto, tarda más en elaborar la respuesta. Por ello, no muestres impaciencia ni prisa para que te conteste.
Habla con tu hijo/alumno de sus sentimientos cuando se sienta frustrado o mal por tener dificultades al hablar. Trata de empatizar con él para que perciba que entiendes cómo se siente. Refuérzale por expresar sus sentimientos y enséñale a contrarrestar su sentimiento negativo con uno positivo. Recuerdale que todo el mundo tiene dificultades y se equivoca a veces.
Atiende más al tema de conversación que al habla entrecortada de tu hijo/alumno.
Realiza lectura compartida. Leer cuentos juntos es una excelente estrategia. Tú puedes leer unas frases y él las siguientes, realizando turnos hasta el final del texto.
Dedica un tiempo diario para hablar con tu hijo/alumno: reserva unos minutos diarios para hablar con él sin que nadie os interrumpa.
Conversa con él sobre temas que le interesan. No le interrumpas ni le corrijas.
No permitas que otros niños se burlen de él.
ANTE UNA SITUACIÓN DE BLOQUEO DEL NIÑO:
Ignora la situación y no le des demasiada importancia.
Relaja la tensión de tu hijo/alumno intentando que cambie de postura corporal.
Pedir que repita lo que ha dicho alegando que no lo has oído porque había ruido, estabas despistado, u otra excusa.
Interésate verdaderamente por lo que está diciendo.
No cortes la comunicación ni termines las conversación en ese momento.
No muestres impaciencia o prisa en una situación de bloqueo. Trátalo con naturalidad.
ESTRATEGIAS PARA ENSEÑAR AL NIÑO
Favorecer que tenga un vocabulario amplio y variado, adecuado a su edad.
Técnicas para canalizar su tensión: respiración, relajación, cambio de postura.
Utilizar la mirada, sonrisa, guiños, y otras formas de comunicación no verbal durante las conversaciones.
Técnicas para aprender a lentificar el habla. Por ejemplo, jugar a hablar como las tortugas o los caracoles.
Juegos de dramatización, marionetas, poesía, canciones, similar a hablar por teléfono.
Hablar delante del espejo.
Inventar frases o historias a partir de una imagen.
RECUERDA
Acepta la forma de hablar de tu hijo/alumno.
No consideres el tartamudeo como algo negativo.
No te muestres preocupado por verlo tartamudear.
Procura no manifestar desagrado cuando se atasque.
No te impacientes cuando tartamudea.
Piensa que el niño hace esfuerzos por controlar su habla.
Sonríe y transmítele tranquilidad.
Resalta siempre lo que tu hijo/alumno hace bien. No pongas el foco de atención en sus dificultades. Cree en él y en sus capacidades.
QUÉ NO HACER
No discutas delante de tu hijo/alumno.
No seas negativo respecto a los errores que cometa.
No le hagas burla o lo imites.
No des demasiada importancia al problema.
No le des recompensas cuando lo haga bien.
No pienses que no podrá llevar una vida normal.
No le hagas sentirse mal o avergonzado por sus dificultades.
No te impacientes por ver la mejora de sus dificultades.
No te muestres desesperado.
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