Sunday, May 21, 2023

CÓMO HABLAR CON TU HIJO SOBRE ESTRÉS

 


              En ocasiones, los padres me comentan que observan a su hijos estresados pero que no saben cómo ayudarlos, bien porque a sus hijos les cuesta hablar de ello o bien porque los padres perciben que no tienen estrategias adecuadas para ayudarles.

Según el último informe elaborado por Unicef en octubre de 2021, el 20. 8 % de niños y adolescentes entre 10 y 19 años sufre estrés y/o problemas de salud mental, siendo el 21.4% niñas y el 20%4 niños. Esto deja a España como el primer país europeo con mayor prevalencia de niños y adolescentes con problemas de salud mental.

La Organización Mundial de la Salud, define el estrés como cualquier tipo de cambio que produce agotamiento físico, emocional o psicológico. Los niños, también se enfrentan a continuos cambios y a situaciones dificiles o críticas que, de no gestionarlas adecuadamente, les provoca estrés. A su vez, el estrés continuado por un período largo de tiempo, puede dar lugar a otros problemas de salud mental como ansiedad, trastornos del sueño o de la alimentación, trastornos de la conducta, tristeza o depresión, entre otros ejemplos, que afectarán al bienestar del niño y a su rendimiento escolar.

A continuación os dejo algunas orientaciones para ayudar a vuestros hijos a gestionar adecuadamente el estrés:

TRANSMITE DISPONIBILIDAD Y SEGURIDAD:

  • Identifica los tiempos del día en los cuales es más problable que tu hijo quiera hablar, por ejemplo, al irse a la cama, en el coche, antes de la cena, etc. Procura estar libre de ocupaciones y sin prisas durante esos tiempos para que perciba que tienes todo tu tiempo para él y así sienta que puede hablar contigo.
  • Empieza tú la conversación. Esto le hará sentir a tu hijo que te importa lo que pasa en su vida. 
  • Planifica una actividad o tiempo a la semana para pasar con tu hijo a solas, para hacer algo que os guste a los dos o para hablar. 
  • Aprende sobre los intereses de tu hijo, por ejemplo su música o deportes favoritos y muestra interés en ello.
  • Inicia la conversación con tu hijo sobre lo que has estado pensando acerca de tu preocupación sobre él, en lugar de comenzar con una pregunta.
  • Nunca utilices lo que te cuenta tu hijo cuando estés enfadado con él o para hacerle sentirse mal o avergonzado.
ESCUCHA ACTIVAMENTE
  • Cuando tu hijo hable de sus preocupaciones, interrumpe lo que estés haciendo y escúchale sin hacer otras cosas mientras tanto.
  • Expresa interés sobre lo que está contando sin querer instruirle.
  • Escucha, sin juzgar, su punto de vista, incluso si es difícil de entender.
  • Déjale terminar su explicación antes de responder.
  • Repite con tus palabras lo que te ha contado para asegurarte de que has entendido bien lo que te ha contado y su punto de vista. 
  • Sé consciente de que, al principio, es probable de que tu hijo sólo te cuente una pequeña parte de lo que está pasándole. Escucha con atención lo que te cuenta, anímale a hablar contigo y muéstrate empático, esto le animará a contarte el resto de lo que le sucede.
RESPONDE CUIDADOSAMENTE
  • Evita reacciones emocionales fuertes. Si tu hijo te ve muy enfadado, a la defensiva o con actitud de juzgarle o enseñarle, se cerrará y no querrá seguir hablando.
  • Expresa tu opinión al respecto sin minimizar la suya. 
  • No discutas sobre quién tiene la razón. En su lugar, puedes decir "sé que tú no estás de acuerdo conmigo, pero quería decirte también mi opinión sobre la situación".
  • Durante la conversación, céntrate en las emociones y sentimientos de tu hijo en lugar de en los tuyos.
  • Pregunta a tu hijo qué espera de ti, si consejo, ayuda para resolver su problema o apoyo para gestionar sus emociones y sentimientos.
TEN EN CUENTA

  • Los niños aprenden mediante observación y repetición de lo que ven en sus padres. La mayoría del tiempo, siguen tu ejemplo sobre cómo expresas y resuelves tu enfado, solucionas tus problemas o afrontas situaciones y sentimientos difíciles. Por tanto, ayuda a tu hijo a adoptar estrategias de afrontamiento saludables mediante tu ejemplo.
  • Implica a toda la familia para reducir el nivel de estrés de tu hijo, como por ejemplo, un paseo en familia, una excursión en bicicleta o bailar juntos.
  • A menudo, los niños expresan su estrés o preocupaciones mientras juegan. Pon atención en su forma de jugar y de lo que dicen mientras juegan para poder identificar lo que le está ocurriendo.
  • Hacia los 10 o 11 años y durante la adolescencia, los niños están más centrados en sus iguales que en sus padres como parte del proceso de desarrollo de su identidad, por lo que no debes preocuparte si no muestran tanto interés en contarte sus preocupaciones. Sin embargo, evitar significativamente a los padres, puede ser un signo de estrés en el niño y de que puede necesitar ayuda.
  • Los niños aprenden de sus decisiones. Por ello, has de aplicar consecuencias proporcionales a sus conductas, cuando sea necesario. Esto le ayudará a ser consciente de que sus conductas generan unas consecuencias positivas o negativas y le ayudará a desarrollar su capacidad de toma de decisiones, lo cual le ayudará a gestionar mejor el estrés.
  • Ante las adversidades o problemas, los niños tienden a imaginar lo peor que puede pasar. Por este motivo, no dejes que tu hijo tenga conocimiento de problemas que no son suyos como problemas maritales, una enfermedad en la familia, problemas financieros, etc. En caso de informarles, hazlo proporcionando la información acorde a la edad de tu hijo y, sobre todo, asegúrate de que no se siente responsable por lo sucedido ni responsable de solucionarlo.
BUSCA AYUDA PROFESIONAL
       Si estas orientaciones no son suficientes y tu hijo sigue experimentando altos niveles de estrés, habla con el orientador/a se su colegio o el pediatra de tu hijo. Ellos podrán ayudaros.

Fuente: American Psychological Association: www.apa.org




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